13 jun 2009

Fósseis e calçadas portuguesas

Aquí volvemos, porque algo hay que hacer en estas tardes de sábado, con el tiempo empeñado en no pasar... Los minutos se pegan a la silla y la noche, parece que no llega nunca.

Otra tarde de calor, en Vila do Porto, la capital de Santa María, caminabamos por la única calle del pueblo. Estaba con varios paleontólogos y amigos, en una expedición organizada por Sérgio Ávila, de la Universidad dos Açores y dirigida al estudio de los yacimientos de la isla (http://www.uac.pt/~fosseis/SMAworkshop2007.html). Era sobre el 20 de junio de 2007, 3 de la tarde. Yo iba delante, con Carlos Marques da Silva, geólogo de Lisboa, en ese estado de elocuencia que sobreviene cuando uno toma un par de buenas canecas de Sagres durante una buena comida. Así, Carlos contaba como cada pueblo utiliza los recursos de que dispone para desarrollar su cultura. Decía que los paisajes (sobre todo rurales) son el resultado de la interacción del hombre con el medio, y cómo la geología se vuelve entonces una seña de identidad cultural. Yo le escuchaba.

De hecho, lo que Carlos decía estaba en todas partes, hasta bajo los pies.

Las calçadas son una de las señas de identidad más curiosas de los cascos antiguos de las ciudades portuguesas, donde pequeños bloques blancos y negros, forman un mosaico impresionante que dibuja todo tipo de motivos relacionados con la historia de cada vila. En el Continente, las rocas blancas, calcáreas, son abundante y se extraen principalmente de los macicos del centro del país, próximos a Lisboa; mientras que las oscuras son rocas metamórficas o pizarras.

Cuando los portugueses llegaron a Azores quisieron mantener sus tradiciones. Fue fácil, entonces, encontrar rocas oscuras al ser las islas de origen volcánico... Pero no había materiales calcáreos que utilizar y con los que hacer dibujos: había que importar las rocas del Continente. Y eso hicieron.

Otra tarde de calor, hace unos meses y esta vez en Portugal Continental, en el Maciço Extremenho, mi amiga Sofía Reboleira me llevó hasta una de esas canteras. Ese área es uno de los terrenos kársticos más extensos del país, y tradicionalmente, una de las zonas de mayor producción de calizas. Son rocas de diversas edades, y además de su valor económico, tienen un gran valor paleontológico. Son conocidas, en particular, dos de estas canteras por la presencia de huellas de dinosaurio: una de los mayores rastros de terópodos de la Península Ibérica está ahí. Pero además, también hay numerosos yacimientos marinos, con abundantes fósiles de moluscos. Entre los géneros más abundantes está Strombus que se utiliza, incluso, para la datación de aquellos estratos.

Aquella tarde en Santa María, Carlos hablaba de eso mismo... Decía que lo que pisábamos era el resultado de la historia. Esa calzada era el resultado de la tradición y de la práctica, y era un elemento único, con identidad. Y de pronto se agachó, y señalando el suelo, me mostró esto:


Un molde interno en corte oblicuo de Strombus, característicos de los yacimientos del Continente, estaba delante de nosotros, en Santa María: Un maravilloso absurdo, un punto fuera de contexto, un detalle sin más.

Alguien ajeno a este cuento, que con el tiempo llegara y encontrara fósiles de Strombus en esas rocas en Santa María, dificilmente los podría interpretar. Alguien que no conociera la historia de las calçadas, la historia de Portugal, que no supiera lo que es la morriña, no podría entender el hallazgo. Hace falta más de un punto de vista para interpretar la realidad. Reducir los campos de conocimiento sesga la capacidad de interpretación.

Si la información puede medirse en términos de entropía negativa y esta medida es aplicable a los seres vivos y su variación, podemos decir que la Biosfera acumula una energía en forma de complejidad, en forma de información: la distancia (teórica) en el espacio entre el estado de máxima entropía y la diversidad real. Esa distancia, la vida, varía por la acción de la Selección Natural de Darwin. Esta no es una de las formas más convencionales de interpretar la Biología, desde luego, pero es la más amplia y bajo mi punto de vista la más interesante, pues unifica los procesos biológicos a los procesos físicos y es el único camino para formalizar esta Ciencia. Esta es la visión de la Biofísica.

Nuestro Strombus sp. surgió como especie en Portugal. Es el producto de la historia única que allí de desarrolló, y también la víctima (está extinta). No apareció en ningún otro lugar, y no volverá a surgir. Cada uno de sus caracteres surgió por la interacción entre la entropía interna de la especie, considerada como sistema (principalmente su variabilidad genética, pero no exclusivamente) y las condicion es del medio (a través de la Selección Natural), con las restricciones funcionales heredadas de su linaje, resultado a su vez, de la historia del mismo.

Esta interacción es la aproximación teórica más precisa que se me ocurre de lo que es la vida, pero no basta para entender la historia del fósil....

La historia del fósil no está completa si no se considera un segundo factor: la cultura. Tal vez, que unos portugueses llevaran un fósil hasta lo alto del cerro donde hoy está Vila do Porto tenga que ver con la Selección Natural y la supervivencia diferencial. Tal vez, subir estos fósiles a lo alto de cerro, los dotó de mayor capacidad reproductora. Tal vez ligaron más, cuando las muchachas (casi puedo verlas con sus vestidos de época) los vieron cargar las piedras sudorosos, loma arriba... Pero la relación entre esta historia y la selección natural me parece tan remota, que me inclino a pensar que el fósil está ahí, solamente, porque a los portugueses les dio la gana. Es el resultado de la cultura únicamente, de la perversión humana, de la imaginación. El hombre parece el único animal que hace cosas porque sí, fuera de toda interpretación estadística. La abstracción nos saca, al menos parcialmente, de ese sistema estadístico que supone la biología... Disculpad la innecesaria lírica.

El fósil, inmóvil, nos enseña el valor de los detalles, pero también la importancia de pensar en ellos. Pero para pensar hacen falta dos elementos: conocimientos; y sobre todo, excepticismo, capacidad crítica. Pensemos en ello un instante. Al individuo no le sirve de nada memorizar conocimientos sin comprenderlos, sin integrarlos o abstraerlos: memoriza y olvida. Los estudiantes suelen quejarse es eso... Pero si bien memorizar de forma mecánica no es útil para el individuo, sí que lo es para otros fines: Un individuo con conocimientos parciales es predecible y manipulable. Limitando los ejemplos a la biología, la educación parcial sin sentido crítico sirve para hacer que un individuo compre yogures de ATP para correr más rápido, beba refresco con telomesas para vivir más, utilice colágeno para reafirmar su piel... o chupe cañerías para tener hierro...

Los ejemplos son miles, la imaginación (como el mástil del bajo) es infinita... Yo no voy a seguir, pero si quereis podéis imaginar la utilidad de esto para, por ejemplo, un partido político que aplique esta técnica a áreas del conocimiento dificilmente testables, como la Historia...

Pensando estas cosas vi como Carlos, tras hacer una foto del fósil, se levantaba riéndose. Volví a la realidad, en Santa María. Hacía mucho calor, y los pies se nos pegaban casi al suelo: la siesta era casi obligatoria, para poder seguir trabajando después... Yo me quedé despierto... Siempre me costó dormir... Personalmente, me hubiera echado otra garimba, mirando las piteras introducidas que adornaban el jardín de aquel albergue de juventud... Descansada vida la del que huye del mundanal trabajo.